¿Qué es?

Es un certificado que resulta del estudio de las condiciones constructivas de una vivienda y sus instalaciones, para otorgarle una calificación energética en función de su consumo en energía. Esta información se resume en la etiqueta energética (similar a la que aparece en los electrodomésticos). Con un código de color clasifica los inmuebles según una escala que va de la categoría más alta, la “A” (menor consumo), a la más baja, la “G” (mayor consumo), según las emisiones de CO2 por m2.

¿Para qué sirve?

Sirve de información para futuros inquilinos y compradores. Informa sobre el comportamiento energético de un inmueble, es decir el consumo en energía que se refleja en las facturas de luz, agua y combustible de calefacción. Además incorpora un número suficiente de medidas de mejora, recomendadas por el técnico certificador, para que el inmueble consuma menos y se reduzcan los importes de las facturas.

¿Cómo se realiza?

El técnico competente visitará el inmueble donde tomará los datos y medidas de las estancias y superficies. Recopilará información acerca de datos registrales del inmueble y de materiales y sistemas constructivos del mismo (aislamientos, cerramientos, ventanas, sistema de calefacción, etc). Por último elaborará el certificado reuniendo todos los datos y calculando la eficiencia energética mediante métodos y software autorizados por el Ministerio de Industria.

¿Quién me obliga? ¿Existen sanciones?

Según el Real Decreto 235/2013, desde el 1 de Junio de 2013 las viviendas, edificios, oficinas o locales comerciales en venta o en alquiler deben disponer de un certificado de eficiencia energética.

Las sanciones por infringir la ley en materia de certificación energética de los edificios oscilan desde los 300 a los 6.000 euros (ver Ley 8/2013 de26 de junio, de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas).